En el laberinto

Cualquier sufridor que conduzca por Mazarrón, independientemente de la zona, se habrá topado con decenas de nuevas prohibiciones y sentidos únicos. El fenómeno no es algo exclusivo del centro, aunque quizás es ahí donde nos volvemos completamente locos. Si a esto le sumamos el aumento espectacular del tráfico, la cantidad de calles cortadas por obras y el hecho de que los mazarroneros/as vamos conduciendo hasta a la casa del vecino, el resultado es el que ya estamos padeciendo.

Para saber lo que opinamos sobre la nueva señalización, he preguntado a 100 conductores si la nueva señalización ha traído mejoras o ha empeorado la situación.

Según 8 de los entrevistados, la situación ha mejorado en todas las zonas del pueblo. Para 13 de los conductores la señalización era necesaria, y aunque ha traído consigo mejoras, algunas zonas se han convertido en auténticos laberintos. Entre las mencionadas con más frecuencia se encuentra La Calle Larga, paralela a La Vía, y algunas calles del centro. Para 72 entrevistados la situación ha empeorado en general. Es curioso el caso de 7 personas que dijeron no poder pronunciarse al respecto hasta que no se abran las calles cortadas por obras, ya que quizás entonces la cosa mejorará…o no. Existe unanimidad en señalar que las calles cortadas son el principal estorbo, e incluso hay ocasiones en las que nos vemos obligados a conducir por direcciones prohibidas. Son más de cuarenta las calles de Mazarrón que presentan a día de hoy dificultades por esta razón y no siempre están señaladas.


A aquellos que están esperando a que desaparezcan las obras, les remito a la entrada titulada “Un cielo de hierro y un abrigo de hormigón”. No parece que a las casas de planta baja les quede mucha vida, especialmente aquellas que se encuentran en mal estado. Entrarán las palas y las tirarán abajo para después rodearnos de hormigón. Por supuesto, habrá que cortar las calles y seguiremos perdidos con tanta señalización y obstáculos.